"Consejos desde la experiencia para mamás inquietas que se preguntan cómo alimentar a su bebé sin morir en el intento"

lunes, 7 de julio de 2014

Máxima 24: Un macarrón es perfecto para introducir el gluten en la dieta de mi bebé



El gluten se ha convertido en una especie de monstruo peludo que nos acecha cuando comenzamos la alimentación complementaria, allá por los 6 meses de edad de nuestro bebé. Pero el caso es que si sabemos introducirlo, no tiene por qué ser ese bicho malo al que tanto miedo le tenemos, en vez, puede convertirse en nuestro aliado.
Como a todo monstruo hay que conocerle de cerca para saber cómo evitarle, o atacarle si fuese necesario. Se trata de un complejo de proteínas que se encuentra en las harinas de trigo, centeno, cebada y avena, y por supuesto, en aquellos alimentos que contienen estos cereales (al parecer, el 80% de los procesados industrialmente). Quienes manifiestan intolerancia al gluten desarrollan una enfermedad llamada celiaquía, que hace que el intestino sufra una reacción inmunológica inflamatoria que afecta a la correcta absorción de los alimentos. Tiene una incidencia de 1 entre 1.000 niños y es hereditaria, aunque no siempre se encuentran antecedentes familiares.
Ahora que conocemos al monstruo, el siguiente paso es evitarle. Mis dos hijas no han manifestado, hasta ahora, ningún síntoma de intolerancia al gluten, así que supongo que además de no tener predisposición genética, lo hemos introducido en la dieta de forma acertada.
Si los estudios revelan que el gluten debe introducirse entre el cuarto y el séptimo mes de vida, se entiende que a partir del cuarto lo podrán hacer los bebés que se alimentan con leche de fórmula, y después del sexto los que hasta ese momento han mantenido la lactancia materna exclusiva. Introducirlo antes o después podría hacer que apareciese el monstruo, y eso no es lo que queremos. Mi bebé (que hasta el sexto mes estuvo con lactancia materna exclusiva) tenía, entonces, sólo "un mes" para introducir de forma correcta el gluten, o sea, entre el sexto y el séptimo mes.
El siguiente paso era responder al "cómo". Escuchando y hablando con otras mamás supe que una forma extraordinaria para esa "primera vez" era ¡un macarrón! que, por supuesto, no tuviese huevo en su composición. Así, a la semana de cumplir los seis meses, le metí "un" macarrón en la cocción de su papilla, que pasados los tres días reglamentarios toleró perfectamente. Al cuarto día hice lo mismo pero con "dos" macarrones, que también toleró estupendamente. A la semana siguiente le di un pedacito de pan para que probara, y no sólo le gustó chupetearlo y hacerlo miguitas, sino que -lo mejor- le sentó de maravilla. Una mañana le metí una galleta María en su desayuno, y tan contenta. 
Cuando mi bebé cumplió los siete meses ya comía: macarrones en su papilla, galleta María en su desayuno y pan. Pasado el periodo de prueba, y de forma paulatina, además de macarrones ahora come fideos (en su papilla y solos), además de galleta María también le doy galleta TostaRica (que deshace en la boca más rápido, evitando así atragantamientos), pan de barra y de molde, papilla de avena, cereales hidrolizados con gluten y cereales varios en el desayuno. Hasta ahora, con casi un añito, no ha mostrado síntoma alguno de intolerancia al gluten. Y si todo sigue así, la felicidad seguirá reinando en mi cocina.

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