"Consejos desde la experiencia para mamás inquietas que se preguntan cómo alimentar a su bebé sin morir en el intento"

sábado, 14 de junio de 2014

Máxima 21: Conozco a mi bebé si conozco la densidad , la cantidad y la temperatura que le gusta en sus comidas



Las primeras papillas que le di a mi bebé tras comenzar la alimentación complementaria, prácticamente me las tuve que comer yo. Después de pasar seis meses sólo con el pecho, comer otra cosa le resultaba extraño y, claro, no lo quería. Con paciencia y sentido común, en un par de semanas la cosa fue mejorando. La clave estaba en conocer la densidad, la cantidad y la temperatura que le gustaba en sus comidas, pero hasta llegar a esa conclusión, nos costó.
Como todo proceso, que mi bebé se comiera aquello que yo le daba fue cuestión de ir probando: densidades, cantidades y temperaturas… Incluso, antes que todo eso: la forma.  Para ello compramos dos o tres biberones que no quiso, otro tanto de tetinas que rechazó, varios tipos de cucharillas, platos, vasos y envases. Y lo que verdaderamente le gustó fue la cucharilla, o más bien, lo poco que comía lo hacía con cucharilla, así que ni modo, a partir de entonces todo se lo dimos con cucharilla. Nunca quiso el biberón, los cuales conservo en su empaque, junto a las tetinas, platos, vasos y envases varios, por si acaso, pero me da que serán para otro bebé, porque a ésta no le gusta nada de eso.
Lo siguiente que probamos fue densidades y temperatura: espeso y frío, líquido y caliente, espeso y tibio, aguado y frío… las combinaciones pueden ser mil si nos empeñamos. Al final, nos dimos cuenta de que le gustaba espeso y tibio, o sea, ni frío ni caliente, y nada de consistencias líquidas. La cuestión está en ir probando, con paciencia, para dar con “el punto exacto”. Tengo una amiga con mellizos que a uno le gusta el bibe líquido y "muy" caliente, y al otro espeso y más bien frío. Pero hasta llegar a ese punto, ella tardó algunos días, o semanas, en averiguarlo. 
La cantidad merece un capítulo aparte. Sin embargo, lo primero que debemos tomar en cuenta es que cada bebé es un mundo, y si el bebé de la vecina se bebe dos biberones en el desayuno, come 180 ml de papilla y luego otro bibe, merienda dos piezas de fruta con yogurt y cena un plato de arroz con pollo antes del “bibe de la noche”, amén de varias galletas y potitos durante el día, nuestro bebé no tiene por qué comer la misma cantidad. Si nosotros no sabemos cuál es su límite, él si lo sabe, y probablemente esté en el momento en el que dice "no" y pretendemos obligarle a que coma "un poquito más". Hay que comenzar con “poco” e ir sumando mililitros confirme vayamos viendo que se los come “a gusto”. A veces es mejor poco y varias veces, que mucho cada cuatro horas. Si aplicamos el sentido común veremos que si le servimos 180 ml de papilla y se come sólo 90 diremos “no ha comido nada, apenas sólo la mitad”, pero si le servimos 90 y se lo come todo diremos “no ha dejado nada en el plato, es un tragón”. Poco o mucho será siempre según con qué lo comparemos. La mejor manera de saber si lo estamos haciendo bien es aplicando la Máxima 2: si tu bebé gana peso, crece y sonríe, vas bien. Y así, todos felices.

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