Es un tema controvertido, por
eso he tardado 26 Máximas para hablar de los cítricos. Pero se me antojaba
inevitable, dada mi experiencia en este sentido. Cuando nació mi hija mayor,
una de las primeras cosas que me dijo su pediatra fue “los cítricos están
prohibidos hasta que cumpla un añito”, y me explicó que la razón no era porque fuese
a tener alergia a los cítricos propiamente dichos (aunque hay casos), sino que
estos “potenciaban” otras alergias o enfermedades en la niñez o la edad adulta.
Visto así, lo acaté a rajatabla, por lo que durante el primer añito nada de
naranja, fresa, kiwi, toronja, limón, parchita (fruta de la pasión), mandarina,
clementina, etc. Y confieso que algo difícil se me hizo, viviendo en un país
tropical (Venezuela). Hoy, mi hija mayor tiene 20 años y jamás ha mostrado
intolerancia o alergia a nada (ni si quiera al polen, que ya es decir), ni ha
sufrido de asma, ni de piel atópica, ni de nada reseñable, por no tener, no ha
tenido ni diarreas. Es sana sanísima, afortunadamente (a pesar de los
antecedentes familiares, por parte de madre y padre).
Mi madre me dijo entonces: “qué
raro, cuando tú naciste lo primero que me dijeron fue que te diera zumo de
naranja”. Así que yo, además de biberones, era asidua de la naranja y a los
cítricos en general, según cuenta mi madre. Desconozco si ésta fue la causa, o
fue porque no tomé leche materna, pero hasta bien entrada mi adolescencia fui
asmática a más no poder, todo me provocaba un ataque de asma (ahora sólo me dan
eventualmente), he sido una niña la mar de enfermiza y a lo largo de mi vida he
mostrado alergias varias a infinidad de alimentos, medicinas y un largo etcétera.
Algo común en mi familia.
Cada día se habla más del tema, aunque yo no creo que sea una “corriente
nueva”, porque ya hace 20 años era habitual que los pediatras venezolanos, y
americanos en general, recomendasen evitar los cítricos durante el primer año.
Tampoco creo que sea una cuestión “geográfica”, porque al fin y al cabo
cítricos hay en todas partes, y alergias también. Pero algo sí es seguro: a mi
hija pequeña, los cítricos ni olerlos durante el primer año. ¿Cuál es la prisa?
Ya tendrá vida para beber zumo de naranja hasta que se canse.
Por supuesto, nacida en
España, a los seis meses su enfermera nos dijo: “ya podéis darle zumo de
naranja”. Mi cara fue un poema, y no pude evitar contarle mi historia, la cual
ella respetó y respondió: “si no toma zumo de naranja, ni cítricos, tampoco va
a pasar nada. Si tú no se lo quieres dar, no se lo des. Espera al año y listo”. Es más, agregó que ciertamente en algunos niños provoca ardor, reflujo, cólicos o gases, y que si yo quería evitarlo, no había ningún problema.
Y así ha sido. Hace unos días
mi bebé ha cumplido su primer añito, está en su peso, en su talla y en perfecto
estado de salud, y nos disponemos a “estrenarnos” en los cítricos. Con calma,
sin prisas. Hasta ahora, los estreñimientos (que han sido pocos y muy
puntuales) los hemos combatido con masajitos, ejercicios, agua y cereales con
fibra; y la vitamina C la ha obtenido de la leche materna, el pollo, los
yogures, el brócoli, las judías verdes y otros alimentos. Científicamente
comprobado, o no, mientras más tranquila esté yo, más feliz será mi bebé. Y el hecho de que
no tomara cítricos durante su primer año, a pesar de los comentarios, los
abuelos y otras voces, me deja mucho más tranquila.